Aún lo recuerdo. Fue el primer acceso a un recinto deportivo profesional. Quizás, un tiempo antes ya lo pisé, pero los años han reseteado mi memoria infantil.
Era un Real Racing de Santander- Real Madrid del año año 97. Entre azarado por la vocinglería del exterior. El atractivo paseo del Sardinero espolvoreado por la fina bruma del mar Cantábrico, apuntaba ya a un duelo de altura. El escenario era perfecto.
Mis delgadas piernas se convirtieron en flanes cuando levante la mirada y vi al conjunto blanco calentar. ¿ Mi primer recuerdo?- La cara de Karembeu a apenas 20 metros de mí. Eran los maravillosos años 90.
La liga era maravillosa en aquellos 90. Recuerdo un Sardinero lleno, una afición entregada, identificada con el club de la tierra, cohesionado y social. Eran los conjuntos que luchaban sin temor y sin complejos.
Era la época de la publicidad de Caja Cantabria en las elásticas blanquiverdes. Recuerdo también el gran
número de seguidores blancos en Santander, una brutalidad si lo comparamos con lo que se vive hoy.
El juego lo veía desde la ignorancia de un niño. Lo veía desde la consideración de igual a igual entre los contendientes y con el resto del estadio compartiria durante 90 minutos la camadería propia del juego. De igual a igual.
Aun así, el contexto del partido parecía indicar que el Real Madrid jugaría contra los `` once aldeanos´´ pero a diferencia de lo que ocurre hoy, los aldeanos podían ser los gigantes el domingo siguiente o ese mismo incluso. Es más, eran gigantes en España.
Pero , como decimos, ese día era el equipo de provincia contra el poderío histórico de la capital, pero diferente a lo de hoy. Se jugaba de igual a igual.
Era la última época del predominio de la identidad social con un club, un estadio, una masa social. Los nuevos pasos caminaban hacia monopolización del fútbol por parte de los grandes históricos.
A partir de ese momento se perdio la trascendencia que tenia hasta entonces la liga nacional. Las competiciones continentales eran un escenario secundario, era un premio extra de reconocimiento a los campeones locales o nacionales.
Las televisiones daban contados partidos de Copa de Europa y se volcaban en el torneo nacional. Para los equipos potentes, de hoy, la liga es un mero trámite para acceder a Europa.
El fútbol de hoy se juega en Europa, donde está el capital, el dinero. Quien allí no juega, sufre las consecuencias de encontrarse fuera del escenario, sea cual sea su relevancia histórica en el fútbol del viejo continente.
Hoy, mientras unos equipos luchan para no desaparecer, otros monopolizan el mercado futbolístico. Solo han pasado 11 años de lo ocurrido al comienzo de esta entrada y mirar lo mucho que han cambiado las cosas.
Lo único que sigue igual es que aún se compite once contra once, dos porterías y un balón.
Actualmente, los fichajes provienen de otras ligas mientras que en los lejanos 90 se fichaban jugadores en su mayoría de equipos españoles, con lo que el dinero pagado por los mismos se movía en un circuito más o menos cerrado.
Antes eran patrocinadores nacionales y locales. Teka contra Caja Cantabria en este caso. Hoy son patrocinios de renombre mundial llegando incluso a la absurda situación de cambiar el nombre de los
propios equipos y estadios.
Como dijo Galder Reguera ``El Manchester United no juega ya, en la liga inglesa, sino en la Barclays Premiership. Si queda entre los 4 primeros de la misma, se clasificará para la Champions League, cuya final se puede disputar en el Allianz Arena. En el camino a la misma, puede tener que enfrentarse al Skoda o al Red Bull. Si los vence, al año siguiente viajará a Japón para jugar la Toyota Cup, en el Nissan Satidum de Yokohama.
En definitiva, una perdida de identidad constante contraria a la vivida yo ese día.
Y para colmo, mientras tecleo estas páginas, levanto la mirada y tras la lúgubre ventana de mi aposento, veo pasar a un niño de unos 7 años con la camiseta del Arsenal, club del que supongo que no sabrá ni donde está, ni cual es su estadio, ni quien es su entrenador. O si, quien sabe.
ERAN LOS MARAVILLOSOS AÑOS 90
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