miércoles, 26 de junio de 2013

CARLO Y PEP

Por fín acaba el culebrón en el banquillo blanco. Llega "El pacificador", como así le han apodado algunos medios de comunicación.
Es el hombre tranquilo, de origen campesino, con personalidad afable, cercana y capaz de hablar las 24 horas del día de futbol como hacia tiempo atrás en Milanello.

54 años de fútbol, primero como jugador. Mediocentro formado en la Roma. Jugó en aquella Roma de Falcao, Franco Tancredi, Bruno Conti...
Alcanzó la gloria con el maestro Sacchi en el Milán  jugando con Rijkaard, Donadoni y Evani en la medular.
Más tarde dejó el verde y las botas de tacos por la pizarra y el banquillo.
Entrenador táctico, como buen italiano que es, diálogos cordiales, manejo de estrellas a través del humor que roza la socarronería.
El Real Madrid busca la antítesis del técnico luso. El Madrid quiere huir de la tensión. Buscan rendimiento a través de la personalidad de Carlo.El italiano es más tranquilo que Mourinho, es menos tendente al desgaste emocional de los futbolistas y a la erosión en la convivencia con los jugadores.

Su palmarés habla de éxitos, especialmente en el AC Milán, llegando a conquistar entre otros muchos títulos dos Copas de Europa.
Con Ancelotti, el presidente Florentino Perez ha cumplido un viejo sueño.



 En otro lugar del viejo continente vuelven los zapatos de punta, los trajes perfectos, la barba perfectamente arreglada y en fin último la elegancia personificada. Este es Pep Guardiola.
El entrenador de entrenadores. El único que ha sido capaz de dar una vuelta de tuerca a la concepción del fútbol moderno.
Ha pasado un largo tiempo tomando café en la cafetería del Allianz Arena.
Su llegada a Munich ha sido como si de un jefe de Estado o una estrella del pop se tratase.
En Nueva York ha estado estudiando alemán.  Los fines de semana le dieron la oportunidad de sintonizar con la Bundesliga.
Según Pep "Cuando el Bayern llama, es enorme y un honor. Hay muy pocos clubes en el mundo que son tan especiales".
La presentación de Pep fue la más multitudinaria de la historia del club.
Se mostró seguro, sereno y con cautela. Rebajó la euforia y midió sus palabras, se ganó a la audiencia por su voluntad de integración, sabedor de que en Alemania se impone la cultura del esfuerzo en equipo.
Solo queda familiarizarse con el equipo, la institución, la Bundesliga y con Alemania. Según el "Yo soy el que tengo que adaptarme a los jugadores, porque el fútbol pertenece a los futbolistas y no al entrenador".
Ahora solo queda ver si su código y fórmulas funcionan igual de bien que en España.











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