martes, 12 de febrero de 2013

GLORIA Y HONOR.



Si hay dos templos futbolisticos que nos hagan oler a hierba recién cortada mientras aparece en nuestra cabeza una musiquita pegadiza que acaba en un grito a pleno pulmón de “¡Champions!”, esos son el Santiago Bernabéu y Old Trafford. Si cayésemos en el tópico, diríamos que este enfrentamiento de octavos de final es una final anticipada. Nada mas lejos de la realidad puesto que estos dos grandes de Europa nunca se han enfrentado en el último asalto. Eso sí, se han enfrentado en cruces previos hasta cuatro veces, insuflando al vencedor de la contienda un aroma de invencible que casi siempre le ha llevado en volandas hasta el éxito final.

Real Madrid y Manchester United vuelven a verse las caras en la máxima competición continental. Dos colosos legendarios del fútbol europeo frente a frente en busca del cetro más codiciado, la orejona. Es el duelo aparentemente más apasionante e igualado de cuantos han deparado los octavos de final de esta edición de la Champions. 

SIR ALEX FERGUSON


Nunca tuvo fama de innovador ni de vivir con una pizarra al lado. Se adapta al momento, a las evoluciones técnicas, tácticas y físicas que marca el tiempo y, sobre todo, a los jugadores que tiene.
Su Manchester a lo largo de estos años ha modificado su forma de juego, sin un sistema fijo. Lo que no ha cambiado es su implicación en el vestuario, su poder de motivación y de intimidación. Dicen los que le conocen bien que del primer Ferguson que llegó a Old Trafford sólo queda el pragmatismo y el realismo con que afronta las situaciones.
Tampoco es un técnico que haya perdido el sentido con las nuevas tecnologías, que utilizan más sus ayudantes. "El fútbol es un juego de momentos y la concentración es la clave. En el banquillo sólo me ocupo de mi equipo. Del rival sólo me preocupa que su entrenador haga siempre el primer cambio".
JOSE MOURINHO



El portugués es un número uno. Un referente en el arte de entrenar, un dominador de la puesta en escena, así como un entrenador que hace de la táctica el sostén de la batalla. Repite conductas, aplica las recetas de sus maestros. Sigue el guión con precisión, emplea cortinas de humo similares sin importar cual sea el equipo y la competición.

Lanza mensajes, su puesta en escena sirve para generar presión, aumentar la tensión y tener a todos - jugadores, aficionados y directivos - en la fila india. Manda, exprime y no termina de encontrar la tecla aunque no por ello deja de hacer y deshacer a su antojo.

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